domingo, 25 de mayo de 2014

El Síndrome de Estoeselcolmo: Elecciones al Parlamento Europeo

Hoy hay Elecciones al Parlamento Europeo.


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El troblogdita votando
Elecciones al Parlamento Europeo
Síndrome de Estoeselcolmo

ÁlvaroGP

No meteré datos estadísticos ni hablaré de los diferentes países que participan en estas elecciones. Ni del espectro político que concurre al rigor de los votantes. Ni de censos ni de promesas electorales.

Este artículo lo dedicaré únicamente a manifestar el hastío político que cunde entre la población. Sin importarme quiénes están más o menos desencantados, sean socialistas o populares, de derechas o de izquierdas, europeístas o no, locales o nacionales.

Un hastío político que a buen seguro arrojará una abstención superlativa que los políticos velarán para analizar (como siempre barriendo para casa) el cómputo de votos reales aún a sabiendas de que dicha abstención demuestra que los ciudadanos estamos cansados de nuestra clase política y ellos lo interpretarán como les venga en gana para terminar demostrando que "todos han ganado". 

La abstención pasará a ser un mero dato estadístico que no hará si no reforzar la fuerza de los partidos predominantes, precisamente los responsables del hastío.

Promulgan la participación con la boca chica, a sabiendas de que cuanto menor sea, mayor será su rédito electoral, ¿y para qué?

Para apoltronar dinosaurios políticos, apartarlos de la actualidad política y garantizarles un exilio parlamentario que engrosará sus nóminas, les cubrirá de dietas, les ahorrará transportes, viviendas y comidas a costa del contribuyente. Lo mismo que ocurre a escala nacional pero en Europa = un chollazo.

Lo dice un demócrata convencido, penitente y activo. No me he perdido una votación desde que cumplí mi mayoría de edad y creo que el derecho al voto es tanto derecho como obligación moral para contribuir con el correcto desarrollo de la Sociedad.

Esa es la teoría en una Democracia sana y activa, nada más lejos de lo que sucede en Europa, y sobre todo en España, pues creo que la Democracia Participativa no debería reducirse a votar una vez cada cuatro años, y mucho menos bajo el yugo de las listas cerradas: cáncer de nuestra Democracia.

Esa Democracia Participativa debería otorgarnos la Libertad para decidir realmente la composición de los parlamentos, sean nacionales o supranacionales. Eligiendo y eliminando a quienes se supone que nos representarán dándonos la opción de, a partir de una lista abierta, depurar a los políticos que sabemos que no son más que inútiles incapaces de "integrarse" en la Sociedad porque no saben hacer otra cosa más que política.

Gentes de derechas y de izquierdas cuyo único mérito y CV se reduce a ingresar en un partido político con catorce años y dedicarse a babear por los pasillos, adular, hacer la pelota, pegar carteles, apuñalar a sus compañeros y dar codazos hasta asegurarse un puesto por una legislatura más. Estas gentes "nos representarán" y gestionarán nuestros impuestos, expoliarán nuestro patrimonio (económico, cultural...) y todo desde la perspectiva de quien se agarra al sillón y decide sobre todo lo que nos afectará sin ser conscientes del valor de la vida, porque son personas (los más) sin estudios ni cultura que sabe que tras un breve paso por un Ayuntamiento, una Comunidad Autónoma o un Gobierno Nacional, disfrutarán de todas las prebendas descritas anteriormente (sueldazo, dietas, transportes...) y para colmo se garantizarán una pensión máxima vitalicia sin haber aprendido a hacer la "O" con un canuto.

Harán Leyes; nos freirán a impuestos para mantener el status quo de la Administración Pública; aprovecharán su puesto para acomodar a amigos; firmarán contratos con terceros que terminarán repercutiendo en sus propios bolsillos; adjudicarán viviendas de protección oficial o de suelo tasado a quienes no cumplan los requisitos sin consecuencia legal alguna: familias enteras impunemente favorecidas por chivatazos administrativos, y por si no fuera suficiente cambiarán cromos dentro del Poder Judicialcuyos representantes no son elegidos democráticamente, si no que los partidos se los repartirán a dedo, por lo que no pagarán por sus delitos al "colocar" a aquellos que les tendrían que juzgar (y todos sabemos que no hay que morder la mano que te da de comer), para colmo van y se blindan convirtiéndose en aforados.

De ahí el "Síndrome de Estoeselcolmo", que se materializa cada vez que nos ponemos una pinza en la nariz y metemos un voto en una urna. A sabiendas de que de los 20 políticos que se llevarán mi voto, sólo me gusta 1. Estamos legal y democráticamente secuestrados y moralmente obligados a participar, creyendo que ayudaremos a solucionar los problemas cuando realmente es a ellos a los que aseguramos su presente y su futuro, aunque no sepan gestionar ni votos ni presupuestos y apliquen políticas erróneas que estimulan el paro y la pobreza. Y aún así seguimos votándolos, de buena fe.

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